febrero 8, 2020 por IVT
Los cantos de faena
Antes de que
la aurora de los primeros rayos de luz y con la boca impregnada del olor a
café, el llanero ya se encuentra listo para el comienzo de un nuevo día. Ya en
la faena es común verlo entonando a cappella la
tonada llanera, también conocidos como cantos de faena o de trabajo, cantos de
ordeño, cantos de labranza y cantos de pilón.
En los
llanos venezolanos y colombianos es costumbre cantar a la hora de realizar una
labor, se dice que sirve para aliviar la carga producto del esfuerzo, facilitar
la labor e incluso para aliviar las penas del alma.
La estructura y el ritmo pueden variar pues el
interprete puede improvisar o adaptar las coplas ya existentes, que se
caracterizan por tener un tono quejumbroso y notas largas, cuyos temas también
varían pero con frecuencia tratan de escenas costumbristas.
En Venezuela son particularmente populares tres
tipos y cada uno se utiliza para la realización de la tarea que describe su
nombre, por ejemplo, el canto de arreo es entonado por el cabestrero, como se
conoce al peón que moviliza al ganado vacuno a su lugar de pastoreo, se piensa
que este canto sirve para calmar al ganado o tener su control.
Los cantos de ordeño se realizan durante la
extracción de la leche y también proporciona tranquilidad al animal. El canto
inicia con la llamada de la vaca quien acude al peón en lo que escucha su
nombre, este la llama varias veces y es común que durante la tonada se repita
varias veces el nombre.
Los cantos de pilón o de molienda se usan
tradicionalmente mientras se está en la molienda del maíz, pueden ser
responsoriales y al igual que los anteriores sirve para sobrellevar la tarea o
expresar las alegrías o penas del alma.
Menos populares son los cantos de arreo y los cantos
de cafetería.
La industrialización
Esta tradición venezolana ya desde los años 60
está amenazada con desaparecer. La vida moderna demanda una producción que hace
necesario la industrialización de la actividad agropecuaria para cumplir con la
exigencias del mercado, lo que hace innecesario el canto en presencia de la
máquina.
Conscientes de está realidad, algunos autores e
intérpretes hicieron lo propio para impedir que la tradición se perdiera y
quedara un registro de estos cantos, entre ellos destacan: Morella Muñoz, Simón
Díaz, Soledad Bravo, entre otros. Ellos recrearon estos cantos acompañados de
algunos instrumentos tradicionales.
La Tonada del cabresteo (1974) de Simón Díaz, no solo
es ejemplo de la copla de arreo sino que además recrea la situación:
Camino del
llano viene/ Puntero en la soledad/ (bis) El cabestrero cantando, ay/ Su
copla en la madrugá (bis)
Más adelante
No llores
más nube de agua/ Silencia tanta amargura/ Que toda leche da queso/ Y toda pena
se cura/ Lucerito nube de agua Ya viene la mañanita/ Cayendo sobre el
palmar/ Y el cabestrero prosigue/ Con su doliente cantar/
entre los
cantos de ordeño encontramos:
No sé qué le
pasa a Rosa/ Que me da los hijos blancos/ Pues cuando el caballo es negro/
Salen zainos los potrancos/ Cuando ella no corresponde/ Y yo sigo
respondiendo/ Las muchachas de mi pueblo/ Cuando paso se van riendo
Las estrofas
anteriores son parte de Tonada del tormento
(1978) de Simón Díaz, en donde se plasma fielmente este género
ya que no usa instrumento e incluso se puede escuchar el mugir de la vaca.
Entre los
cantos de pilón encontramos unos de los más populares:
Allá arriba
en aquel cerro io, io, ta un matrimonio civil io, io,/ se casó la bemba’e burro
con el pescuezo’e violín, io, io/ Si por tu marido es io, io, cógelo que
allá te va io, io,/ un camisón de cretona no te lo ha llegao a da io, io/
Allá va la cara’e diablo io, io, de corazón de demonio io, io,/ que
tiene la lengua negra de levantar testimonio, io, io/
Arriba unas
estrofas de Cantos de pilón II (1974), versión
libre por Soledad Bravo, por su parte Los Vasallos del Sol han recogido los
cantos de lavanderas como por ejemplo:
Para lavar
necesito, un río con agua clara, y para lavar mis penas me basta con tu mirada
Lavanderas
en El Guaire
El trabajo ya está hecho, documentado y
resguardado para la posteridad, queda en cada quien ofrecerlo a las nuevas
generaciones que desconocen el valor artístico, folclórico y poético de
este legado.
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